jueves, 29 de enero de 2009

Hasta los mismísimos del sushi

Antes quizá tenía su gracia ir a comer sushi, lo difícil era encontrar un restaurante, daba lo mismo bueno que malo porque no había y encima te sacaban lo ojos... Ahora son como Caixas en Barcelona, como setas, te tropiezas con un japonés -restaurante, se entiende, aunque también- en cada esquina.

Ha perdido toda la gracia. Ya no me río, más bien lloro. En las últimas semanas he metido más arroz en mi cuerpo del que quisiera. Cualquier nutricionista haría de mí el ejemplo perfecto de lo que no hay que hacer. Y no ha sido por voluntad propia, creedme.

Me planté hace unas semanas -"nunca más, o por ahora, sushi"- y toma y dale, cada cena en un japo, eso sí, dentro de poco seré el experto mayor del reino -si sobrevivo-. Incluso ayer, que cené con una familia, fue un japo el elegido. Y pensé yo "qué modernos" y yo que quería comer una ensaladita con una tortilla francesa... y ahí que el arroz volvió a mi cuerpo.

Y me gusta, no diré que no. Me encanta -aún ahora-. Pero, como dice mi madre, "en el medio está la virtud", no tanto ni tan calvo. Además, ahora me he vuelto sibarita.

Mira que me pasé años buscando restaurantes japoneses y ni rezando a Santa Paula. Será que tanto usar santos para deseos mundanos, Dios me ha castigado. Tened cuidado con lo que deseais, hijos míos. Esto me recuerda a la película de los pecados capitales. Que la gamba me la pongan en el cuello, por favor.

La próxima vez, tendré cuidado. Menos mal que no quería cocido madrileño... ¡Doy gracias a quien haya que dárselas!

martes, 27 de enero de 2009

viernes, 23 de enero de 2009

On the road - Primeras impresiones

Nunca un trabajo supuso para mí un cambio tan brusco. Cuando pensé que ya sabía algo, voy y doy un giro de 360º. ¿Relacionado? Puede. ¿Multinacional? También. ¿Americanos? Of course. Hasta los clips se llevan, tan yankis ellos. Me maravilla su manera de trabajar, tan organizada, tan controlado todo, sin lugar para imprevistos. Sin duda, me gusta. Claro que siempre están los chicles mascados con la boca bien abierta, los oh yeah más auténticos y los chocolates de todas las formas, gustos y colores que te hacen recordar las caras pulidas en piedra y los himnos cantados mirando la bandera americana ondear. Es divertido.

¿Quizá pude saber que iba a ser tan diferente? No lo sé. Quizás. Quién sabe. Pero el caso es que todo me pilló de sorpresa. Del blanco al negro. Y te juro que tenía controlada la situación y ya me pensaba que había aprendido algo todos estos años. De repente, vuelvo a ser ese becario tímido que no sabía ni usar el Excel, de repente me encuentro tan inseguro que ni las palabras me salen cuando quiero preguntar algo -en inglés, claro, English speaking, please-. En fin, unos pasos para atrás, espero que para coger carrerilla. Espero coger el truco a todo esto y no sentirme en pañales durante mucho tiempo, es incómodo pensar que uno puede mearse en cualquier momento o tropezar por la torpeza de un momento a otro mientras los demás sonríen con condescendencia o ríen abiertamente.

Todos hemos tenido que recomenzar alguna vez o aprender de cero pero hacía mucho que no lo hacía. Noto que me viene bien pero, joder, es que tiene lo suyo el puñetero asunto. Pero interesante.... y mucho.

Mientras tanto, practico mi mascada de chicle. OH, YEAH!

jueves, 22 de enero de 2009

Desconectado

Resulta gracioso ver que al final todos estos aparatos que se supone nos daban libertad de acción, movimiento... nos hagan tan esclavos. Mi becerro de oro está acumulando polvo a la vez que mi bolsillo lo agradece, no así mis relaciones personales. Sin ordenador y con poco acceso a Internet y sin tiempo para hablar por el móvil más que a altas horas de la madrugada. Pasé el mono y ahora lo llevo... como puedo. Parezco un yonki buscando cómo relacionarme con todas las personas con las que me gustaría hablar. Ha pasado una semana y media de la cual he estado en Barcelona sólo 4 días. Sin tiempo tampoco para presentarme a mi nueva ciudad, ni apenas para buscar piso, sin tiempo para nada. Se pasan rápido los días cuando uno tiene planificados los próximos 12 meses sin huecos libres. Se pasa rápido todo cuando uno tiene la mirada puesta en el horizonte.

Perdón por la desconexión.

domingo, 11 de enero de 2009

De mudanza

A menos de una hora de coger los bártulos y salir para Barcelona, estoy terminando de recoger los últimos flecos de lo que hasta ahora ha sido mi última andadura madrileña. Volví una vez y puedo volver a hacerlo, qué lo impide. De hecho, ahora no tengo esa sensación que tuve hace dos años y medio cuando pensé que me iba para siempre. Ahora para mí es un cambio más de ciudad. Como tantos otros. Siempre es raro ver mi cuarto -el que sea- vacío. Nada en las paredes, nada en los cajones, nada en los armarios. Cada vez dedico menos tiempo a la decoración de mis cuartos porque todos son provisionales. Una mudanza al año para recordarme que aún no he encontrado el lugar en el que quedarme. Pero mira, hay algo que aún no he aprendido. Vivo en cuartos de paredes sin cuadros ni fotos para no hacerlos míos del todo pero aún sigo acumulando papelotes, ropa que no uso, absurdeces variadas, dos ordenadores, trípodes, óleos... He perdido la cuenta de qué número hace esta mudanza. Pero me prometo que la siguiente no será así. Una vez más.

Madrid, Madrid, Madrid. Bonita ciudad. Creo que volveré. Ya he visto que se puede.

No puedo evitarlo. Me gustan los cambios. Pero hoy estoy triste. Vuelvo a dejar Madrid. -Y tantas otras cosas-. Y contento. Voy a Barcelona.

jueves, 8 de enero de 2009

Dios no lo quiera

Dios no va a permitir que me toque la lotería porque el día que me toque me echaré a perder.

martes, 6 de enero de 2009

Paquita la del Barrio - Rata de Dos Patas

Bonita canción. Para que cantar a voz en grito. Anima. Te lo digo yo.

viernes, 2 de enero de 2009

Vértigo

Acojonado. Estoy acojonado.

Como siempre, antes de un cambio me acobardo y quiero volver atrás y deshacer lo acordado, saber que cada mañana bajaré hasta Nuevos Ministerios para coger la línea 8 y luego la 9 hasta mi trabajo, llegaré y me tomaré mi Cola Cao acompañado, encenderé mi ordenador con la clave de siempre...

Un nuevo año, un año nuevo. Y tan nuevo. Quién cojones me manda a mí complicarme la vida. Quién cojones me dio este culo de mal asiento.

Y aquí estoy, haciendo cábalas de cómo será mi vida -nueva-, cómo será mi trabajo -nuevo-... y el vértigo sólo se me quita cuando pienso que estarás tú al llegar a casa.

Un poco lo de siempre. Feliz, pero con los huevos de corbata. Así estoy. ¿Lo he dicho ya? ACOJONADO.

Ramón está acojonado,
quién le desacojonará...
El desacojonador que le desacojone
buen desacojonador será.

Feliz año nuevo, feliz vértigo, feliz acojone.