miércoles, 26 de septiembre de 2007

Ignorante pero feliz

Tal como dice Sofía Márquez en Juego de Niños (Carmen Posadas), “uno siempre se arrepiente de lo que sabe, nunca de lo que ignora”.

Me pregunto muchas veces si es bueno saberlo todo (querer saberlo todo). Bueno para la tranquilidad de uno mismo, digo. Esa curiosidad que te empuja, casi sin tú quererlo, a preguntar cosas cuya respuesta sabes que preferirías no saber.

Hay días en los que quiero indagar hasta el fondo en todo. Claro está que más de la mitad de las veces preferiría no haber preguntado y haber seguido con el gusanillo (siempre me doy cuenta tarde). Resulta que soy incapaz de no preguntar aunque tenga la certeza de que la respuesta me va a doler.

Otros días, en cambio, prefiero seguir ignorante. Pero feliz.

Estos últimos son los menos, todo hay que decirlo. Mi imaginación, por lo general, anda más viva que yo y no alcanzo a controlarla. Preferiría no saber pero sin hacer conjeturas.

Es terrible la imaginación.

En un mercado de Pekín


La Gran Muralla China

lunes, 24 de septiembre de 2007

Los pequeños placeres de la vida

El tiempo pasa rápido y no me da tiempo a pararme a pensar.

Necesito recuperar el placer de desayunar en la terraza con 3 periódicos y un montón de revistas alrededor y estar 2 horas ahí sentado, recién duchado y comiendo una y otra tostada, fruta, el cola cao... Después un paseo largo por un Madrid de domingo.

Quiero también volver a pasarme una tarde entera tirado en el sofá leyendo enganchado a un libro que quiero devorar y que me da pena que termine. O hacer maratón de series.

Puede que me viniera más que bien un fin de semana de relax absoluto, en una casa perdida, sin móvil, sin oir ni un solo coche y con un porche con sus sillas y sus mesas. Pasear por el campo sin prisas y con sol de invierno (el sol más bonito del año). Pasear según acaba de terminar de llover y el olor a tierra mojada... Hablar hasta tarde con la manta de cuadros en las rodillas. Nada de televisión, a lo sumo una peli bonita y estúpida con la que pasar un buen rato.

Cocinar cosas nuevas en compañía (crema de calabacín) siempre hace que me olvide del resto. De hecho, mi siguiente libro va a ser uno de recetas, de esos que tienen muchas fotos. ¡Tiembla Arzak, Ramón tiene nuevo hobby!

Hace mucho que no pinto, pero esto es normal... en mi vida, la pintura y la fotografía no parecen poder convivir. Si pinto no hago fotos, y viceversa. Lo cierto es que pintar me relaja.

Stencils from Hong Kong

Cuando la noche cae en HGK


miércoles, 19 de septiembre de 2007

¿Mundo/pañuelo?

Cada vez me doy más cuenta de que Diego tenía razón: el mundo es un pañuelo.

Hay dos direcciones en las que es aplicable esta afirmación. La primera es relativa al networking y la segunda es relativa a los viajes (¡qué pequeño es el mundo!).

En cuanto al networking, qué razón tenías, podría decir que me he quedado boquiabierto al ver en qué situaciones tan extrañas puedes encontrarte con personas de lo más dispares que por alguna u otra razón pueden acabar teniendo relación con tu vida profesional.

El aspecto personal de tu vida puede verse fácilmente mezclado con tu profesión. No hay que obsesionarse, pero conviene tener cuidado con lo que se dice, dónde se dice y, sobre todo, a quién se dice qué… Nunca se sabe de quién es amigo o familiar la persona que tienes enfrente y no podemos adivinar si en el futuro estaremos codo con codo trabajando en la misma oficina.

Si hablamos de los viajes, diré que me sigo sorprendiendo cada vez que paso algún tiempo en otro país, por poco que sea. Hace tan sólo 6 años ni siquiera me había planteado vivir fuera de mi ciudad y ahora no veo la diferencia entre cambiar de ciudad aquí en España o cambiar de país (salvo la distancia con amigos y familiares, claro).

Viajas a países lejanos o al pueblo de al lado y parece que lo hicieras todos los días, es algo natural encontrarse entre gentes que hablan diferente idioma. Lo ves desde lejos y puede parecer difícil pero vivido en primera persona resulta pasmosa la capacidad de adaptación que tenemos (y las cosas que llegamos a hacer sin pestañear siquiera).

He estado 10 días fuera de mi vida –de mi vida normal- y me parece haberla puesto en stand by mientras yo estaba en China. Todo parece seguir igual salvo mi inbox que aún no se ha recuperado de la sobrecarga de mails; y la muerte de Luciano Pavarotti que es la noticia que más me ha llamado la atención. El resto de noticias me parecen las de siempre aunque en diferentes lugares y mi vida ha retomado su actividad desde el punto en que me quedé.

Por supuesto, yo me he añadido una capa más; esta vez, de color celeste. Siempre hay que traerse algo consigo de cada uno de los viajes que se hace.

Calles de HGK


lunes, 17 de septiembre de 2007

martes, 11 de septiembre de 2007

viernes, 7 de septiembre de 2007

Ramón en China (VI)

CON UN PIE FUERA DE CHINA

Han sido sólo 10 días pero se me antojan más. No sé si seré capaz de recordar la clave del ordenador y ni siquiera sé dónde puse las llaves de casa (me veo abriendo la maleta en el portal y rebuscando porque seguro que están en el fondo y la maleta ya está cerrada...).

Mañana a las 9 y media (como hacia las 2 am en España) cogeré el vuelo a Helsinki y de ahí a casa (pasando por BCN), así que hoy es el día de las últimas compras, visitar lo que nos quedaba y ver si todo cabe en las maletas y no llevamos sobrepeso. Parece que ha entrado pero lo del sobrepeso es otra cosa.

Nos quedaba ir a un supermercado a ver qué productos hay. Cosas curiosas: en el que hemos ido tienen una barra de sushi baratísimo. El resto de los productos practicamente -sorprendido me quedo- los mismos que puedes encontrar en Bilbao o Madrid.

También hemos ido a mandar parte del equipaje por correo y -sorpresa, una vez más- es mucho más barato que en España (incluso cuando mandas un paquete en para la Península. ¡Increible!) Así que si algún día estais en HGK y tenéis demasiado equipaje, no lo dudéis y mandadlo (Rubeo, esto es para ti).

IMPRESIONES FINALES DE CHINA

HONG KONG

Una ciudad curiosa. Me ha gustado.

+
- Diversidad de culturas
- Totalmente distinta de lo que te esperas
- Barata en general

-
- Relación occidentales-orientales
- Demasiada humedad y demasiado calor
- Los chinos son un poco bordes (y los occidentales residentes, prepotentes)

De HGK faltaría por comentar sus andamios de bambú (curioso ver cómo hasta en los edificios más modernos los andamios no son metálicos, los consideran más inseguros que los de bambú), también faltaría por mencionar que las mejores vistas están en el Peak (Rubeo, otra vez para ti) pero que para ver el espectáculo de luces (todos los días a las 20 h.) uno de los mejores sitios es un bar que se llama Aqua (carísimo, pero merece la pena, ya te pasaré la dirección Rubeo), el barrio de Stanley (zona pija, con playa, buen mercado), Causeway (zona de oficinas muy céntrica),... Se me quedarán cosas en el tintero, irán saliendo...

A cualquier chino que le preguntes te dirá que en HGK sólo se puede ir de compras y salir de fiesta.

Para ver en 4 días.

BEIJING

Todo a lo grande. Demasiado grande, de hecho. Habitantes poco cosmopolitas, aunque puede que ahí esté su encanto.

+
- Los chinos son muy amables en Beijing
- Te puedes perder en la realidad china. No está todo tan mezclado como en HGK
- La Ciudad Prohibida
- Los bares de chinos
- Los mercados
- Está a dos horas de la Gran Muralla

-
- Las obras para las olimpiadas
- Distancias demasiado largas
- A veces no puedes hacerte entender en inglés
- En el mapa todo parece que está al lado... ¡mentira! Preguntad antes las distancias.

Para ver en 1 semana (contando la excursión a la Muralla).

MACAU

Tiene su encanto. Mezcla de culturas china y portuguesa.

+
- Todo está en portugués y en chino
- No hay demasiados turistas
- Los muebles

-
- En el mapa no aparecen todas las calles y, a veces, cuesta orientarse
- Desde HGK hay que ir en ferry (punto negativo para los que se mareen como yo)

Excursión de día.

SHENZHEN

Como visita turística no tiene nada.

+
- Los mercados para bolsos y demás falsificaciones

-
- Aquí sí que conviene que alguien te explique cómo ir. Los locales hablan menos inglés que en Beijing y lo normal es que los carteles estén sólo en chino.

Excursión de día (incluso medio día).

EN GENERAL

No hay tanto turista occidental como esperaba. Sobre todo hay turismo interno. Se ven muchos orientales (no sabría decir de dónde exactamente) con sus mapas, sus gorras y sus pantalones cortos con calcetines y chanclas. Divertido ver a las guías turísticas con sus paraguas de encaje y peluche en la punta.

Lo bueno que tiene China para nosotros es que aún nos resulta barato (a ver después de las Olimpiadas). Los taxis son un medio de transporte muy asequible (2 euros ó 3 cada trayecto en HGK; algo más en Beijing). De todas maneras en Beijing mejor en metro; los atascos son monumentales. En general siempre es más barato comprar en China que en HGK pero si quieres comprar tecnología, entonces mejor en HGK.

De todas maneras, no merece la pena comprar nada de tecnología en HGK. Por internet puedes encontrar precios similares. Un consejo: si compras tecnología que no sea en las tiendas de las calles. Puedes ir al centro comercial Harbour City y allí preguntar precios. Dan mejor resultado.

Por supuesto, China se está occidentalizando bastante aunque aún no lo suficiente. Hay un Starbucks en cada esquina, montones de McDonalds, etc. La globalización, ¿no? Pero siempre hay sitio para los inciensos dedicados a los antepasados en los portales o en cualquier esquina.

jueves, 6 de septiembre de 2007

Ramón en China (V)

¿ALGUIEN QUIERE UN PRADA POR 30 EUROS?

Hoy tocaban las últimas compras. Como si no tuviéramos suficiente con el Mercado de la Seda de Beijing, hoy hemos ido a Shenzhen.

A menos de una hora de HGK (contando aduandas, etc. hora y media) en tren, nos hemos encontrado con una ciudad más bien gris y, cómo no, con sus torres y sus miles de centros comerciales. Desde HGK también se puede llegar en ferry pero ya me mareé ayer y, además, tarda prácticamente lo mismo.

Es la ciudad de las falsificaciones. Puedes encontrar imitaciones de prácticamente todo: Loewe, Balenciaga, Prada, Gucci...

Hay varias cosas a tener en cuenta:

1. Si se viene con intención de hacer buen negocio y comprar la mejor calidad al mejor precio, mejor ir al Mercado de la Seda.

2. Siempre empiezan ofreciendo con un precio 3 veces superior al razonable (teniendo en cuenta los precios de aquí, claro).

3. Se regatea siempre. Hay que perder la vergüenza y tirar lo más bajo que se pueda. Nunca pagar más de la mitad de la primera cantidad que te han ofrecido (como muchísimo). Cuando llegan a su límite real, lo notas porque se enfadan.

4. Cuando compréis bolsos, pedid siempre cuero bueno. Hay que insistir porque te la intentan colar una y otra vez. Tienen el mismo bolso en varios materiales diferentes y nunca enseñan el bueno a la primera. Hay que ir con cuidado para que no te den gato por liebre.

5. Hay que ir con dinero en efectivo. De hecho, muchas veces la tarjeta es inútil porque no te la aceptan (restaurantes, etc.), de aquí que convenga llevar todo el dinero -o por lo menos gran parte- desde España y no confiar en poder sacar aquí. En los mercadillos te la pueden aceptar pero como les cobran margen puedes regatear menos.

6. En Shenzhen bolsos y carteras. En Beijing de todo, más barato y de mucha más calidad.

7. Shenzhen es China así que hay aduanas y la moneda cambia (aunque lo normal es que acepten HGK $).

Los chinos regateando me han parecido bastante más agradables que los moros. Se ríen y puedes llegar a estar bastante tiempo en una misma tienda pero al final siempre llegas a un buen precio y nadie se enfada realmente. No son tan agresivos a la hora de vender. Sabes que muchas veces te están tomando el pelo pero lo aceptas en mejor grado por su forma de tratarte.

Ha sido divertida la experiencia pero entre el Mercado de la Seda y la jornada de hoy... ¡he tenido suficiente!

miércoles, 5 de septiembre de 2007

Ramón en China (IV)

MACAU

No hay mucho que ver por los alrededores de Hong Kong: Macau y Shenzhen. Hoy hemos ido a Macau, antigua colonia portuguesa (todo está en chino y portugués).

Nos habían dicho que no merecía la pena pero a mí me ha gustado. La verdad que éramos casi los únicos occidentales, salvando una decena de americanos y algunos portugueses sueltos. Puede que los asiáticos no fueran todos chinos y que fueran coreanos, japoneses, etc., pero como me parecen todo iguales no sabría decirlo. En cualquier caso, la ciudad me ha gustado.

Hemos ido en ferry desde HGK (una hora más o menos), con mareo incluido a pesar de las Biodraminas que me he tomado. Macau es sucia y llena de gente, pero tiene su encanto reflejado en los balcones enrejados de sus casas y las tiendecitas de productos de lo más variado. Lo mejor de Macau: los muebles.

Si en HGK hay miles de taxis y buses y en Beijing hay que andar con ojo por las bicicletas, en Macau las reinas de la carretera son las motos. Las hay por todas partes y hay que tener cuidado. Las normas tampoco están hechas para ellas. A decir verdad, por lo que he visto, pocas normas de circulación se cumplen realmente por estos lares.

Macau da para un día.

martes, 4 de septiembre de 2007

Ramón en China (III)

BEIJING, ¿SEDE OLÍMPICA?

Me impresionó Beijing. Recién llegado de las estrechas y cargadas calles de HGK, Beijing fue como una liberación para los ojos. Amplias avenidas de varios carriles, bordeadas de edificios altísimos y centros comerciales de todo tipo nos recibieron después de 4 horas de avión.

En toda la ciudad se respiraba el espíritu olímpico; hasta en la sopa tuvimos las mascotas y el logo de las Olimpiadas del año que viene. En cuanto a espacio e infraestructuras parece que Beijing está completamente lista para la aventura (enormes hoteles, un aeropuerto inmenso, miles de restaurantes... lo avalan). Aún así, cientos de edificicios de nueva contrucción aún siguen con sus andamios y la mayoría de los templos están haciéndose un lavado de cara (y de pintura) que hacen perder su esa aroma a reliquia que tanto me gusta. Más parecen recién construidos y, sobre todo, recién pintados -con colores chillones y brillantes- que restos de un pasado imperialista y una fuerte tradición religiosa.

La gente ya es otro cantar. Encontrar un chino (incluidos policías y taxistas) que hablara inglés era difícil. No pasaría nada si no fuera la Sede 2008, después de todo ¡bastante tienen con haber aprendido chino! A veces me siento raro aquí y me estresa entrar en un restaurante o tienda y que no me entiendan ni en castellano, ni en inglés, ni en alemán... Luego lo pienso y... ¡estoy en China! Hay que cambiar el chip. Nosotros nos tenemos que amoldar a ellos si vamos a su pais. Es así (difícil de entender desde nuestra mentalidad colonizadora de hombre blanco).

Aparte del inglés supongo que, entre tanta población, pondrán a trabajar en las Olimpiadas a quienes lo dominen, tienen un duro trabajo por delante. Tienen que luchas contra las costumbres: les están enseñando a hacer colas y a no escupir... ¡Como si a nosotros nos pudieran enseñar a no gritar o a no tocar la bocina!

Sin embargo, la gente en Beijing es más sonriente, más amable y mucho más abierta que en HGK. Supongo que en HGK estarán hartos de extranjeros prepotentes que se creen los dioses de la creación. Me gustaron los chinos de Beijing; en general, claro, porque son unos cuantos millones ahí, todos juntitos.

Para seguir puntualizando, me gustan los habitantes de esta ciudad... siempre que no están montados en algún vehículo, ya sea bici, coche, taxi... ¡Son unos pesimos conductores! Más que pésimos, diría que siguen a rajatabla la máxima de "las normas están para romperlas". Hay que mirar para todos los lados y da lo mismo que el semáforo esté en verde. Si eres peatón nunca tendrás preferencia.

También en Bejing hemos tenido suerte y nos acompañó, aparte de uno de nuestros amigos de HGK, una china que ahora vive en Beijing. La amabilidad personificada, una china de libro: siempre sonriente, siempre dispuesta a ayudarte. Nada que ver estar allí solos que ir de la mano de una local. Con ella fuimos a ver el templo más grande de China, al Mercado de la Seda, a la Ciudad Prohibida, salimos por la noche a garitos donde éramos los únicos occidentales... ¡Impresionante!

Mención aparte merecen los chinos cuando salen de fiesta. Parecen tener una lagartija que les corra por la ropa y les haga dar pequeños saltitos espasmódicos.

domingo, 2 de septiembre de 2007

Ramón en China (II)

DÍA 1: HONG KONG, LA CIUDAD-PUEBLO

Retiro lo dicho en anteriores posts. Hong Kong no tiene nada que ver con Nueva York. ni siquiera si ampliáramos el barrio chino de ésta hasta multiplicarlo por cinco. Es una ciudad que se supone una "gran ciudad" (y de hecho lo es) pero que no da la impresión de tal (utilizan troncos de bambú como andamios...).

De momento sólo hemos estado un día en HGK aunque ya tengo las primeras impresiones, sobre todo porque hemos estado practicamente todo el rato con gente que vive aquí y que nos va contando cómo es esto. En este sentido, nuestro turismo va a ser un poco atípico. Probablemente nos dejemos cosas de las que salen en la guía sin ver y, en cambio, conoceremos más cómo se vive aquí realmente.

A lo que iba. Hong Kong. Una ciudad que impacta. Esperas encontrarte rascacielos y grandes avenidas llenas de centros comerciales y arboles y te encuentras una ciudad caótica llena de cuestas, puentes y pasadizos con escaleras mecánicas y miles de puestecillos. Después están los rascacielos. Impresionantes. Es lo primero en lo que te fijas cuando llegas en el express desde el aeropuerto. El contraste a ras de suelo es increible entre los enormes rascacielos y los pequeños edificios llenos de plantas y terrazas de bambú con sus mil tipos distintos de aires acondicionados colgando de sus ventanas.

Parecen dos mundo paralelos. Por un lado, todo lo que se mueve en torno a los negocios extranjeros y chinos en auge y, por otro, los locales -chinos menos pudientes y minorías (musulmanes, filipinos...)- que viven entre callejones imposibles y escaleras que llevan a tienduchas escondidas. Todo parece sucio en este submundo y todo huele a una mezcla de especias y jabón, todo reconcentrado. Un calor asfixiante y sus estrechas calles no ayudan a que el ambiente sea menos agobiante (además de su ritmo frenético día y noche, la conducción de los coches y los taxistas, etc, etc, etc.).

Después una larga jornada en HGK, hubo muchas cosas que me llamaron la atención pero sobre todo la indiferencia con la que se tratan locales y extranjeros; es algo que se me ha quedado grabado. Conviven pero da la sensación -así, a primera vista- de que hay un desprecio mutuo en el fondo de esa relación (forzada, en mi opinión). Unos y otros se valen de la ventaja (ahí los chinos ganan) de que muchas veces es imposible entenderse si no es en inglés y lo aprovechan para desquitarse y reirse de los otros sin que se enteren. Aunque sólo hace falta ver la ironía (y las risas) en sus caras para deducir que no están alabando tu corte de pelo -y viceversa-.

Parece superficial pensarlo siquiera pero siempre que me cruzo con una pareja occidental-chino se me pasa por la cabeza la palabra "amante" o "prostituta". Evidentemente no será así en muchos casos. La descripción que me han dado de las chinas amigos que viven aquí no ayuda demasiado a mi imaginación. Me hablan de su sumisión, de su piel suave como la seda (china), de su gusto por los objetos de lujo (por supuesto de marca, en HGK no utilizan falsificaciones) y su predilección por los occidentales. No puedo evitarlo. Seguiré pensándolo aunque sea un prejuicio tonto.

Cuando comenzamos el día -con hambre de HGK-, la ciudad estaba tranquila (relativamente) y casi sólo nos encontramos con chinos por la calle. Fue hacia las siete de la tarde cuando HGK se convirtió en un hervidero de corbatas, maletines y trajes de chaqueta que salían de las bocas de metro con las prisas propias de las grandes ciudades. Ahí fue cuando comprobamos lo que nos habían dicho de que casi era imposible andar por las aceras sin empujar al de delante. También vimos dónde estaba ese 60% de extranjeros del que hablan.

Sólo ha sido una primera aproximación a HGK, sin seguir guía alguna más allá de los consejos de amigos que viven en la ciudad. Suerte que es una ciudad 24 h. y hemos aprovechado hasta el último minuto.

Hicimos lo posible para evitar el Jet-Lag. Fuimos a cenar a un tailandés con comida extra-picante y comida exótica. Terminamos la noche en los bares hongkoneses donde chinos y extranjeros se juntaban, si bien es cierto que eran chinos "extranjerizados", si es que se puede decir así. No estuvo mal la noche y olvidé mi catarro por un rato. Curioso cómo bailan los chinos, cómo las chinas se dejan deslumbrar por los occidentales y cómo corre el alcohol.

Volvimos ya de madrugada casi con el tiempo justo para salir hacia el aeropuerto rumbo a Beijing.