jueves, 29 de julio de 2010

Nada es lo mismo

La lágrima fue dicha.

Olvidemos
el llanto
y empecemos de nuevo,
con paciencia,
observando a las cosas
hasta hallar la menuda diferencia
que las separa
de su entidad de ayer
y que define
el transcurso del tiempo y su eficacia.

¿A qué llorar por el caído
fruto,
por el fracaso
de ese deseo hondo,
compacto como un grano de simiente?

No es bueno repetir lo que está dicho.
Después de haber hablado,
de haber vertido lágrimas,
silencio y sonreíd:

nada es lo mismo.
Habrá palabras nuevas para la nueva historia
y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde.

Nada es lo mismo - Ángel González

lunes, 19 de julio de 2010

No le voy a poner ni nombre a esta entrada porque no sabría qué decir...

No sé si tenías razón o no. Creo que he sido razonablemente feliz allí. Recordaré el poder ir a la playa todos los días, la charcutería de la calle Pi, mi maravilloso-enorme-precioso-barato piso, mis vecinos, la tienda de marcos de al lado, el poder ir andando a cualquier lado... Lo que está claro es que me gusta beber agua del grifo y eso, en Barcelona, no se puede hacer.

No puedo negar que yo soy de tapas -a falta de pintxos-, de La Latina los domingos, del Kundum y de estar a menos de 6 horas de casa.

Adiós Barcelona, hola Madrid.