martes, 26 de junio de 2007

Érase una vez... (III)

Tal y como os lo cuento, un pasante trajo a mis oídos el último fragmento de la historia del príncipe oscuro y la muchacha encantada.

Estando de nuevo inmersa la muchacha en la monotonía, oyó muchas veces hablar del príncipe oscuro quien por aquellos lares, extraños para ella, parecía estar alcanzando una fama sólo achacada a los muertos.

Parecía la muchacha -cada vez más- una flor marchita. Si bien antes, aunque desencantada, lucía lozana y brillante, nadie se explicaba dónde quedó la muchacha linda de los ojos grandes y la sonrisa melancólica. Ni una triste mueca asomaba ya en su boca y ni un pestañeo arrancaba siquiera el viento de sus ojos.

Suspiraba aliviada cada vez que un día llegaba a su fin y se levantaba ansiosa esperando nuevas que rompieran la cotidianeidad en la que se movía desesperada. No lo admitía –qué mujer lo haría- pero esperaba ver al príncipe oscuro volver por ella. En sus sueños sentía el orgullo de saberle removiendo cielo y tierra buscándola. Quizá su silencio la salvó de la hoguera por bruja y adivina, costumbre bien común en aquellos tiempos.

Tal era su desvelo que un buen día despertó, no ansiosa como solía, sino decidida. Despidióse de su familia y partió dejando atrás la ciudad de su vida. Siempre negaría que fue ella la que salió en busca de una utopía; cómo ella -caminando y sin mapa- iba a encontrar al príncipe oscuro, sin saber siquiera dónde paraba aquel en ese instante. Confiaba ella en el amor sin estar segura de si lo era.

Mucho suponer sería el, sin saber, apostar por un encuentro fortuito. Más en cuestión de amores –o desamores- poca razón hace falta para que -amantes cegados- en acción entraran.

Quiso el azar que la fortuna les jugara una mala pasada. Mal momento eligió la muchacha y rápido en demasía acudió presto el príncipe a buscarla. Cruzáronse ambos en el camino. No esperaba la muchacha tan pronto encuentro ni el príncipe tan retrasado. Se vieron, se miraron y no se reconocieron.

No era el momento.

Triste o no, cierta o leyenda; aquí acaba la historia del príncipe oscuro y la muchacha desencantada.
Ramón de Mielina

21 comentarios:

Anónimo dijo...

a veces es así...

Anónimo dijo...

Acaba la historia? O acaba la leyenda, y empieza la historia, sin utopia?

Lo que cuentan (leyenda, historia?) es que el principe oscuro puso otra vez su armadura, y con la mirada fija y fria, lanzando trozos de hielo, se marcho.
Habia dejado aparecer un poco de la lava que corre en sus venas, y ya se arrepentia. Ahora necesitaba enfrentarse a dragones, ladrones y demonios.

Dicen que se lo han visto por el norte, limpiando sus heridas bajo la lluvia, yendo de celebracion a fiesta, enturbiendose la mente.
Tambien hay quienes aseguran haberlo visto por el sur, vagabundeando solo, el cuerpo quemado por el sol y el corazon seco.
Se le escuchaba repetir, sin parar; "El tiempo lo desvelara todo, que el tiempo siempre lo arregla todo."

Me han contado que antes de irse, el principe de hielo habia dejado una jaula, con una paloma adiestrada.

Aqui se para el relato. Quizas con el tiempo llegara otra parte. O quizas no. A veces es asi.

Anónimo dijo...

yo creo q la historia no acaba ahi. ahora no pero igiual luego si. estoy seguro de que van a volver a verse y retomar la historia-leyenda q dejaron en parentesis

Ramón de Mielina dijo...

Juglar, ¿y la paloma?

¿Qué te han contado de ella?

¿Para qué quiere el príncipe oscuro una paloma adiestrada en una jaula?

¿Por qué se va el príncipe oscuro dejando atrás a la paloma en su jaula?

¿y por qué, si está adiestrada, la tiene encerrada en una jaula?

Anónimo dijo...

q es eso de la paloma???? juglar????

Anónimo dijo...

En esos tiempos remotos, las palomas eran un medio muy comodo para comunicar. Rapido y seguro.
Supongo que el principe solo queria dejar atras una esperanza, la de que algun dia la princesa encontrase la jaula y le mandaria la paloma.

Pero claro, en esas leyendas tan antiguas, las cosas pueden acabar llevando otro sentido.

Sera la paloma una imagen para representar a la princesa?

Entonces, si el principe la dejo atras, en una jaula, sera por no haber podido liberarla, o por no querer: o bien, no sabes abrir la jaula, o bien los pajaros a veces se encontran mejor en la jaula, por miedo a lo que hay fuera.

La jaula no esta encerrada. Y la paloma si que esta adiestrada. Esta libre de irse, de llevar un mensaje, o no.

Ramón de Mielina dijo...

Juglar, cuéntanos cómo acaba la historia. ¿Cuál es tu versión? Quiero saber si la paloma es sólo una paloma o si representa a la muchacha y si finalmente escapó de la jaula y llevó el mensaje. Por supuesto, si fue así ¿qué mensaje fue?

Anónimo dijo...

Desgraciadamente, nunca encontre lo que sigue de la historia. Solo puedo imaginar que el principe se habra preguntado si secarse el corazon y poner la armadura es la mejor opcion. Y es por eso, supongo, que dejo una paloma. Por si a caso la muchacha quisiera contactarle.

No se... no soy muy culto, y me va mejor el lenguaje de la musica que el, mas dificil de manejar, de las palabras. Por eso me resulta mas facil pensar que la paloma es una paloma, nada mas.

Imaginando la otra opcion (que remedios? aqui se para la historia, aqui entra la imaginacion), si se escapa la muchacha paloma, y si intenta llevar un mensaje, seria bonito que sea un mensaje de esperanza para el principe, no crees?

Anónimo dijo...

no sria justo q la princesa diera esperanzas al principe sin estar convencida. ade+ se han cruzado y no ha saltado la chispa. entonces ninguno de ls dos deben dar esperanza al otro.

Ramón de Mielina dijo...

Estoy con J. en que no es justo dar esperanzas cuando no las hay pero sí, sería bonito que la princesa-paloma volara a donde el príncipe.

Juglar, ¿de qué país vienes?

Anónimo dijo...

La esperanza... se pueden decir tantas cosas de la esperanza. Conocia un canto bonito de los monjes de mi pais. A ver si puedo encontrarlo en el laberinto de mi memoria.
Mi pais? Esta alli, justo donde se saludan los pueblos de piel blanca, los del Norte, del frio, y la gente de pelo oscuro, con la sonrisa facil que da el sol del Sur.
Pero mis raices se nutren donde la tierra es roja y la gente quemada por el sol, donde la piedra es el unico testimonio de una grandeza que ya no esta, donde un solo rio da de comer a todo un pueblo.

Ramón de Mielina dijo...

Me has dejado igual... :-)

Sï, de la Esperanza hay cientos y miles de hojas escritas... A ver si encuentras el cuento de tu país, estaría bonito leerlo.

Anónimo dijo...

Algunos dicen que es el centro de la vieja Europa. Otros dicen que la gente de alli es como su cielo: lleva una capa gris que esconde el azul y la luz. Solo hace falta soplar un poco para quitar la niebla.

Y tu, de que pais extraño vienes?

Ramón de Mielina dijo...

Aunque escondan el azul y la luz, si parecen grises deberían intentar parecerlo menos, ¿no crees? Una frase que me gusta mucho es "no sólo hay que ser bueno, si no parecerlo". :-)

Anónimo dijo...

A mi me gusta mas "no sólo hay que ser bueno, si no enseñarlo, a quien vale la pena, y cuando hace falta".
Parecer y desfraudar? O esconder y enseñar?

Ramón de Mielina dijo...

Hay que parecer lo que se es; no parecer lo que no se es para luego defraudar. En cualquier caso, no estoy en contra de esconder y enseñar a quien sólo a quien se quiera.

De todas maneras, cuando se esconden las cosas durante mucho tiempo se corre el peligro de no mostrarlas nunca y de que, cuando llegue el momento de hacerlo, no se sepa cómo.

Es bonito descubrir cómo son las personas realmente (ya que ninguno nos mostramos al 100%) pero no hay que esconder todo. Nunca me acercaría voluntariamente a una persona gris si no intuyera que debajo hay azul y luz. Puede que, por circunstancias de la vida (trabajo, amigo de amigos, etc.) topes con una persona gris y, al final, acabes conociéndola de verdad.

Ramón de Mielina dijo...

Una persona gris es alguien que ni fu ni fa, ni frío ni calor. De esas personas que pasan por tu vida sin marcarte; de las que no se puede hablar ni bien ni mal porque son neutras, aburridas y sosa. Esto es para mí una persona gris... Igual entendemos algo diferente por "gris". Soy más de extremos y me gusta la gente que cala.

Anónimo dijo...

Creo que no existe gente gris; si le dedicas tiempo a alguien, encontraras siempre algo de color.
Claro, algunos tienen mas colores, otros tienen una capa espesa de gris.

Pero siempre hace falta dedicar tiempo.

Velocidad, actividad. Superficialidad?
Lento, perezoso. Profundo?

Ramón de Mielina dijo...

El problema está en que hay que saber venderse bien y con esto no quiero decir engañar. Es como un artículo de prensa; el título tiene que ser bueno para que la gente se enganche y lo lea. Si el título no llama la atención, muy bueno tiene que ser el tema del que trate para que sea leído.

Velocidad y actividad no son sinónimos de superficialidad sino de vitalidad, de querer vivir, de aprenderlo todo... de no quedarse parado viendo cómo pasan los días sin pena ni gloria. Siguen la máxima de aprovechar cada minuto.

"Lento, perezoso. Profundo?" No siempre... ¡A veces simplememte son lentos y perezosos!

Anónimo dijo...

Venderse, llamar la atención? Publicidad en la esfera privada?
Comercializarnos?
Odio la idea.
Donde estan el misterio y la sorpresa?

Vitalidad, querer vivir, aprenderlo todo...
Eficiencia, competividad y resultados. Lo entiendo, lo respeto, mucho. No lo
comparto. Es algo muy valorado en nuestra sociedad, pero va acompañado con la mentira y el medio al fracaso.

Hace falta de todo en este mundo; gente que tiene miedo a todo, gente perezosa o envidiosa, porque llevan tambien la otra cara, la positiva. Lo unico que me parece importante es reconocer que, aunque no te gusten los "sosos", tienen algo importante a dar. A mi no me gusta la gente que piensa en venderlo todo, pero se que tienen cosas que dar.

La gente que "cala", como dices, la mayoria del tiempo "cala" por inseguridad, a ver que lo enseño todo y rapido para dar una buena impresion, pero luego, con el tiempo, te das cuenta que no hay mucho mas. Eso si, si valoras mucho la imagen, el estatus, pues si que te corresponde esa gente.

Otra vez, no juzgo a mal. Es solo que a todo el mundo, le cae mejor ese u otro tipo de gente. A ti no te gustan los sosos que piden tiempo, a mi no me gustan los ganadores llenos de futilidad. Luego, claro, hay matizes. Pero los matizes son lo que son, tampoco cambian el fondo de las cosas.

Ramón de Mielina dijo...

Como siempre digo... para gustos los colores. No es que no me gusten los sosos. No me gusta la gente gris porque, para mí, ser gris es algo negativo. Pero como todo en esta vida, es mi opinión y todo puede ser visto desde diferentes puntos de vista. Lo bueno de una persona gris es que siempre puede sorprender.

No estoy de acuerdo que las personas que se muestran como son, simplemente son así; no venden, no se publicitan... son así y eso les hace mucho más atractivos. Puede que un día te des cuenta de que detrás de su imagen (todos somos imagen) no hay nada más. O puede que te sorprenda cada día durante cada año de tu vida. También puede ser que una persona sosa y gris sea sólo eso y no aporte nada.

Sólo digo que, hay gente para todos los gustos y cada uno se acerca (a priori) a las que más le atraen o las que parecen más afines (aunque a veces son los contrarios los que mejor se entienden). Esto no quita para que conozcas todo tipo de gente y te intereses por todos ellos.

Creo que no se tiene por qué ser amigo de todo el mundo. Hay gente que será tu amigo, gente que no lo será y gente que será contraria a tí o tú a ellos.

Hay que elegir cuál es tu círculo de confianza. Conocidos hay muchos. Hay mucha gente maja. Pero pocos valen para entrar en tu círculo real.