miércoles, 27 de junio de 2007

Siempre me ha gustado este poema...

La princesa está triste... ¿qué tendrá la princesa?
Los suspiros se escapan de su boca de fresa,
que ha perdido la risa, que ha perdido el color.
La princesa está pálida en su silla de oro,
está mudo el teclado de su clave sonoro
y en un vaso, olvidada, se desmaya una flor.
El jardín puebla el triunfo de los pavos reales.
Parlanchina, la dueña, dice cosas banales,
y vestido de rojo, piruetea el bufón.
La princesa no ríe, la princesa no siente;
la princesa persigue por el cielo de Oriente
la libélula vaga de una vaga ilusión.
¿Piensa acaso en el príncipe de Golconda o de China,
o en el que ha detenido su carroza argentina
para ver de sus ojos la dulzura de luz,
o en el rey de las islas de las rosas fragantes,
o en el que es soberano de los claros diamantes,
o en el dueño orgulloso de las perlas de Ormuz?
¡Ay!, la pobre princesa de la boca de rosa
quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,
tener alas ligeras, bajo el cielo volar;
ir al sol por la escala luminosa de un rayo,
saludar a los lirios con los versos de mayo,
o perderse en el viento sobre el trueno del mar.
Ya no quiere el palacio, ni la rueca de plata,
ni el halcón encantado, ni el bufón escarlata,
ni los cisnes unánimes en el lago de azur.
Y están tristes las flores por la flor de la corte;
los jazmines de Oriente, los nelumbos del Norte,
de Occidente las dalias y las rosas del Sur.
¡Pobrecita princesa de los ojos azules!
¡Está presa en sus oros, está presa en sus tules,
en la jaula de mármol del palacio real;
el palacio soberbio que vigilan los guardas,
que custodian cien negros con sus cien alabardas,
un lebrel que no duerme y un dragón colosal!
¡Oh, quién fuera hipsipila que dejó la crisálida!
(La princesa está triste, la princesa está pálida.)
¡Oh visión adorada de oro, rosa y marfil!
¡Quién volara a la tierra donde un príncipe existe
(la princesa está pálida, la princesa está triste)
más brillante que el alba, más hermoso que Abril!
-¡Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-,
en caballo con alas hacia acá se encamina,
en el cinto la espada y en la mano el azor,
el feliz caballero que te adora sin verte,
y que llega de lejos, vencedor de la Muerte,
a encenderte los labios con su beso de amor!

Sonatina (Rubén Darío)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Y es que por mucho que uno tenga, la vida no tiene sentido sin amor. Y aunque no tengas casi nada, con amor te será mas que suficiente.

Anónimo dijo...

no tengo una visión tan romantica de la viad. hay q buscarle l sentido a la vida incluso sin amor. el sentido de la vida se lo trienes que dar tu y no debes buscarlo fuera de ti. tienes q ser feliz tu por ti mismo, no porque estes con una o otra persona

Anónimo dijo...

todo se ve mejor cuando estas enamorado. J. no seas tan pesimista!!

Anónimo dijo...

Adquiere sentido cuando la compartes con otros, no necesariamente con la pareja sino con tus amigos y familiares... ¿No dicen que "compartir es amar"?

Ramón de Mielina dijo...

De hecho creo que si no compartes tu vida con otras personas (independientemente de que sean pareja o no), ésta se empobrece, empiezas a mirarte el ombligo y te haces más y más egoista.

Como no es siempre todo bueno, hay que tener cuidado con centrar la vida de uno siempre en los demás y ponerles por delante de uno mismo, porque te descuidas a ti mismo y lo primero es estar a gusto con uno mismo, ser feliz, para poder proyectarse en los demás.