jueves, 17 de mayo de 2007

Nostalgias

El verano empezaba siempre con la limpieza de la piscina. Llevaba todo el año al descubierto y el agua casi era sólida de la vida que había cultivado durante ese tiempo.

Invariablemente, todos los años nos enfundábamos las botas de faena y, cepillo en mano, nos metíamos uno a uno y nos poníamos a frotar; pero era diversión y no trabajo para nosotros.

Cada año encontrábamos tesoros en aquella piscina llena de algas y alguna que otra serpiente despistada. Siempre había un sapo grande y marrón. También algún juguete que se hundió durante el invierno.

No es mi piscina, pero la vi y me entraron ganas de ponerme las botas verdes alta, coger el rastrillo y entrar a buscar el sapo.

Estaba ahí. Lo sé. Me estaba esperando.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

O sea, que tú eres de las que te pones a buscar sapitos y chorraditas mientras los que frotamos de verdad nos dejamos las uñas entre el estropajo y los azulejos ¿no?....el viejo truco de escaquearse buscando sapitos....está muy visto ya...seguro que la noche anterior tiras un pobre animal croador para luego usarlo de artimaña escaqueadora al día siguiente....la próxima vez no colará!

Ramón de Mielina dijo...

¡oupssss! Me pillaste... :-P

Anónimo dijo...

Que bonito recuerdo, me gustaría pensar que tu futuro será como tu pasado, porque desconozco tu verdadero presente.

Perra vida,
con tantos sinsabores,
y tantas alegrias.

Lametazos

Anónimo dijo...

Ya recuerdo, algunos pringando y otr@s cogiendo musarañas...
Como bien dice Lorenzo, la próxima vez no colará, o como me gusta decir a mi "a todo cerdo le llega su San Martín" :-)

Ramón de Mielina dijo...

El pasado forma parte de la infancia, de la que somos expulsados y nunca podremos volver... así que supongo que mi futuro se basará en el pasado y lo irá formando mi vida presente...

Ramón de Mielina dijo...

Volveremos a limpiar la piscina y yo salvaré a los sapos que haya... :-)

Anónimo dijo...

Recientes acontecimientos tristes en mi vida y en las de las amigas que me rodean, me han hecho pensar en días como este que cuentas. Días en los que lo único que nos importaba era que hiciera bueno, para poder disfrutar de jornadas interminables de playa. Días en los que cogíamos la bici, la toalla y el bocadillo, y pasábamos de tomar el sol, a tomar la luna con nuestros amigos. Días en los que las preocupaciones no existían para nosotros. Días en los que seguíamos siendo inocentes...
Días que hemos vivido, que permanecen en nuestra memoria, y que de vez en cuando consiguen arrancarnos una sonrisa de nostalgia.
Sigamos siendo como niños.

Ramón de Mielina dijo...

Princesa Sabrina, siempre habrá momentos malos... pero también momentos buenos que nos harán recordar que a veces también somos felices. Estás triste porque en otros momentos has sido feliz -y viceversa. Las malas épocas pasan y, con tiempo, todo se ve mejor. :-).