domingo, 13 de mayo de 2007

Matar a Juan

Juan era el novio de mi prima. Era un tipo majo, de esos que se hacen simpáticos casi desde el primer día. Se integró de una manera muy natural y tan rápido que ni nos dimos cuenta del momento en que pasó a ser uno más.

Como pareja, mi prima y Juan eran una de esas que llamamos estables; sin demasiada pasión pero con mucho cariño, su relación –desde fuera- parecía una balsa de aceite. No les vimos nunca levantarse lavoz o discutir. Todos pensábamos que se casarían un día no muy lejano y estábamos contentos. Supongo que ellos también lo estarían aunque, ya os digo, no eran pareja de emociones extremas.

Un buen día apareció en nuestras vidas Carlos, el hijo de unos amigos de la familia de toda la vida. También Carlos era simpático, pero de otra manera. Si bien Juan fue aceptado como uno más sin pena ni gloria y todo estábamos contentos de que mi prima hubiera conocido a alguien tan “seguro”, por decirlo de alguna manera, con Carlos fue distinto. Desde el primer momento, no dejó a nadie indiferente.

Carlos arrasaba; tan pronto se tiraba al suelo para jugar con los perros como se disfrazaba para entretener a los primos más pequeños o hablaba con los abuelos como si sus historias de la guerra civil fuera lo que más le interesara del mundo. Todos le queríamos y, de repente, no supimos divertirnos sin Carlos. Cuando él no estaba todo parecía aburrido y en seguida buscábamos su compañía, nos peleábamos por su atención. Imaginaros toda la familia, como niños, peleándose porque un chaval de menos de 30 le hiciera caso.

Todos vimos con buenos ojos que Carlos y mi prima Mariana pasearan juntos y se entendieran tan bien. Al igual que todos, Mariana había caído seducida por Carlos y sus chistes, sus comentarios ingeniosos, su saber estar y su naturalidad con un punto de malicia que nos encantaba y hacía las delicias de los abuelos. La química entre ellos era total y Juan era un obstáculo. Había que matarle.

Mariana sin duda quería a Juan y se negaba a ver que, en realidad, era con Carlos con quien quería casarse. Mariana y Juan se casarían al final del verano y ya casi tenían todo listo, así que había que actuar rápido y sin que Mariana sospechara nada. Con la excusa de los preparativos, la familia al completo nos reuníamos sin la presencia de ellos dos y, por supuesto, tampoco de Carlos, quien no debía estar al corriente de nada. Nos volvimos locos y queríamos que Carlos pasara a formar parte de nuestra familia por encima de cualquier cosa. Urdimos un plan.

Me acuerdo de aquel día como si fuera hoy. Todos estábamos nerviosos; no éramos unos asesinos. No sé qué nos pasó y, tan pronto Juan dejó de forcejear y se resignó a su destino, volvió la cordura a nuestra cabezas. Pero ya era tarde. Había que buscar una coartada, esconder el cadáver , inventar una historia... No había tiempo para sentirse culpables. Al menos no en ese momento.

Tiramos el cadáver desde lo más alto de la montaña preferida de Juan, a la que solía ir a menudo, y organizamos en el pueblo su búsqueda, previamente adornada con lloros y frases de desesperación por nuestra parte. Mariana parecía estar en otro mundo; no acababa de entender qué es lo que estaba pasando. Carlos y ella participaron juntos en la búsqueda hasta que, por fin, cuatro días más tarde, dieron con él. Los buitres habían hecho su trabajo y ya nadie podría saber cómo había muerto realmente. Nadie sospechó y se dio todo por un desafortunado accidente.

Mariana, como era de esperar, buscó refugio en Carlos. Ayer se casaron y a las 4 de la tarde saldrán rumbo a Camboya, de luna de miel. La familia al completo nos volvimos a juntar después de la fiesta y renovamos también nuestros votos: los votos del silencio. No éramos unos asesinos. Ejercimos de dioses por un día y aún hoy pesa sobre nuestras conciencias. Pero Carlos es ya de nuestra familia.
Ramón de Mielina

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ya se que no es el mejor sitio; dejar una historia mia en tu blog. Esa historia no tiene hogar por el momento; esta buscando su musica.

Es la historia de un senor, mayor, jubilado y viudo.
Trabajo toda su vida en algo que no le gustaba de verdad.
Paso toda su vida al lado de una mujer que no le gustaba de verdad.
Vivio toda su vida, pero no de verdad.

Algun dia, se le ocurrio hacer algo util. Algo para las generaciones futuras, para los ninos que no tuvo.
Y se dedico a recoger el carton, el vidrio y el plastico del edificio. Iba cada dia a visitar su vecinos, llevandose botellas y latas vacias. Cada dia, separando, ayudando a reciclar. Los contenedores era su punto de encuentro con la gente del barrio.

Y ahi la encontro, ella. Ella, la unica recogedora de basura de Madrid. Hablaban de ecologia, de como es dura la vida y de como huele mal, a veces.

Y se enamoraron. Extrana tambien puede ser la vida.

Para el aniversario de su encuentro, el senor tuvo una idea extrana. Puso su mejor traje, compro un ramo de flores, y se escondio en un contenedor gris, de esos de tapa naranja. Queria dar la sorpresa de su vida a su novia.

Su novia se dio cuenta que algo ocurria cuando vio una mano llevando un ramo de flores en la parte trasera del camion, la parte que tritura la basura. Ni un grito, ni sangre, solo esa mano, con un ramo de flores.

Ramón de Mielina dijo...

¡Bonita historia! Real como la vida misma; las cosas pueden cambiar de un extremo a otro en un solo instante, algo a tener en cuenta...

Anónimo dijo...

Es este el reflejo de una sociedad en decadencia, en la que ya nadie alberga sentimiento alegres, sino amargos, ya nadie piensa en los demas, sino en con quien estoy más a gusto YO, y así sucedio en esa familia que decidio por Mariana, deseando no su felicidad, sino la individual y personal de cada uno.

Si me lo permite el autor quisiera dejar mi reflexión sobre esta historia que bien pudiera ser real, y me gustaría hacerlo con un final del que nunca se habla en los cuentos, que suelen acabar con un "y vivieron felices y comieron perdices" o con una luna de miel a lo Camboyana (que dicho sea de paso deja entrever a una pareja que necesita de lo externo para mantener la inexistencia sus pseudovinculos, como la vida misma)

"Tras el viaje Mariana se dio cuenta en la soledad, de la compañía de Carlos, de que la persona que realmente la llenaba era Juan, en su sosez más absoluta, y no aquel al que en público todos adoraban, pero al que nadie conocía.

Regresando de la luna de miel, una sombra de tristeza y culpa se cernió sobre la debil, y dependiente Mariana, que ya nunca fue feliz, a pesar de la felicidad que les rodeaba cuando estaban con la familia.

En la actualidad Carlos habita en la celda 2 - pasillo 3, y su número es el 329MM, y cuando salga llevará una pulsera de por vida , y Mariana..."

Con esto no quiero decir que uno deba desoir al mundo por su amor (a veces no correspondido, a veces mal entendido), pero si que DEBERIAMOS pensar en el otro, y no actuar sobre su vida, sin contar con el.

"La justicia nos la da otro mayor, y sin esa legitimidad será tiranía, y no seremos mejores que otros muchos cuyos nombres bien conocerán los lectores, que en pos de una justicia pasan a la historia negra de la humanidad"

Sin más dilación me despido de ustedes, agradeciendoles su atención.

Patas y lametazos a tod@s

Anónimo dijo...

mariana y carlos son uns tios stupendos q seran felices siempre. elllos no eligieron su destino, fue su familia la que lo manipulo para q todo fuera como ellos querian. carlos no s 1 delincuente ni mariana una tia sosa y sin personalidad. con carlos ha ecnontrado a su media naranja, y viceversa.

Anónimo dijo...

Son formas de ver una misma realidad sin un final definido, que permite al lector viajar con su imaginación al lugar que deseé, aunque, no se porque pero tu defensa a ultranza de Carlos me induce a pensar que te ves reflejado en el susodicho.

Si bien es cierto que Carlos puede ser un tipo estupendo, y también puede ser la media naranja de Mariana, igualmente cierto puede ser que no lo sea, y sea la uva que quiere el racimo (familia).

Por favor no me juzqueis por mis metáforas.

Sin más dilación me despido de ustedes, agradeciendoles su atención.

Patas y lametazos a tod@s