martes, 19 de enero de 2010

Sádico enmallado

Volver al gimnasio después de tanto tiempo me ha hecho recapacitar sobre la necesidad de renovar mi atuendo deportivo. Quién iba a decir que la ropa de hacer deporte se pasa de moda tan rápido como los ordenadores. Miro a mi alrededor y siento que las zapatillas plateadas con destellos amarillos de mis compañeros de fatigas andan solas, sus pantallones ultra cortos -que dejan entrever cosas que preferiría no tener que mencionar- estoy seguro de que mueven sus piernas y sus camisetas desmangadas chorrean sin que ellos hagan el menor esfuerzo. Todos están compinchados para hacerme sentir mal. Cómo es posible que un tío que no tiene el menor rastro de grasa en su cuerpo sude un océano entero cuando va al gimnasio dos horas todos los días. Esa gente no se esfuerza. Yo me estoy esforzando, yo que llevo meses sin pisar un tugurio así, con su música "chunta", esas hordas de motivados sudorosos que se creen ciclistas en el Tour de Francia cuando sólo estamos en una sala mal ventilada con 40 bicis puestas como pupitres escolares. Hacen trampas, hay truco. Seguro. Y luego están ellas. Cómo puede ser cómodo hacer deporte con un tanga de hilo, unas mallas tan ajustadas que dudo que les dejen respirar y unos tops que no cubren ni la tercera parte de lo que debieran. Así no hay quien se concentre.

Echo de menos mis tiempos mozos cuando íbamos al gimnasio con pantalones anchos y camisetas de propaganda, siempre lo más viejo. ¿Es el gimnasio la nueva discoteca? ¿Voy a tener que empezar a usar gomina y echarme mi mejor colonia para sudar la gota gorda?

Todo iba bien. Empecé con Biking -por qué narices le cambian el nombre en cada gimnasio, deberían llamarlo gimnasia en bici en todos los lados y punto-. Ayer pensé que era mejor variar un poco y me metí en una clase de abdominales, flexiones y todas esas cosas que hacíamos de jóvenes con una sola mano mientras comíamos una manzana. Ya no soy ese joven y echo de menos tener 4 brazos más.

El tipo vino comiendo mini bollicaos. Habráse visto tamaña desvergüenza, como vacas camino del matadero y él comiéndose un bistec aún sangrante. Y aún ofreció el tío. Entré en clase, rápido para coger sitio, empujones por todos los lados. Ya he aprendido el truco. Lo más importante es dejar la toalla en el sitio elegido. La próxima vez voy a mear también alrededor para marcar mi territorio, creo que funcionará. A simple vista el pipiolo no era más que un niñato de unos 24 años, con cresta, camiseta bien pegada sin mangas y unas mallas marcapaquetes totalmente ajustadas. Y no, no era marica, pero me pregunto en qué estaría pensando cuando escogió su ropa. Mucha sonrisa y mucha coña y, al de un segundo, el imberbe se transformó en un marine ávido de sangre y sudor que sólo quería mi muerte. Flexiones, abdominales, pierna por aquí, brazo por allá, barrita, goma bien tensa... ¡Dios! No sé si quería morirme o matarle mientras le veía hacer lo mismo que yo como quien va a comprar el periódico y con una sonrisa. Cuando ya no me quedó más dignidad, me entró un ataque de risa en medio de una flexión, contagié a los de mi alrededor -los de la última fila, siempre he sido de última fila en el gimnasio- y acabé la clase con cierto ánimo -mal de muchos...- y tirado en el suelo.

El resumen es el que ya sabía: mi forma física deja mucho que desear. Ahora bien, tengo 6 meses hasta verano. Mi culo volverá a ser el que era. Acabaré siendo un motivado de los que tiran del pelotón. Compraré unas zapatillas que anden solas. Me compraré una bomba-expulsa-sudor.

Mentira.

Me gustan mis camisetas dos tallas más grandes, mis zapatillas para todo y mis pantalones anchos. Reivindicación.

8 comentarios:

Olivia dijo...

Ja! creo que me has recordado porqué mejor no ir a un gimnasio, jaja. Pues nada, tu a ponerte en forma con la ropa que más cómodo estés. Si fuera un gimansio unisex no se si se pondrían tan...tan...eso, a lucirse. Pero me da que lo hace pa que les vean los demás (hombres) sin más. Gimnasia de mantenimiento, no? seguro que no te hace falta más, ;).

Besos!

Anónimo dijo...

Cómo te gusta exagerar Ramón¡¡¡ En los gimnasios hay de todo, como en botica. Y no culpes al monitor de tu mal estado de forma...

Aprieta el culo y pon de nuevo ese culo duro...para que te lo miremos los maricas...

Paco Becerro dijo...

Yo soy de tu quinta, jajaja, o de tu igual parecer, pues llevo lo peor al gimnasio. Para sudar no necesito ir a la moda, no voy a buscar nada por allí...

Abrazo

B.B. dijo...

Creia que solo me lo parecia a mi, pero todo lo que dices es la biblia, y la tirania de la mujer bionicaestoybuenisimavoyalaultimaytuno,es peor aun.

María J. Plaza dijo...

Jajajja... ánimo!

despe dijo...

yo soy alergica a los gimnacios! jeje como rei , que estes bien
saluditos

neruda dijo...

Nunca he ido a un gimnasio..pero creo que se me han quitado las ganas de ir..jajajaja.
Creo que para muchos, es un sitio de moda para ligar, porque de lo contrario no me explico ciertas cosas..Un saludo

Ana dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJA...

Gracias Ramón,
por las risas,
qué digo risas!!??
Carcajadas!!
Mañana tendré agujetas..
JAJAJAJAJAJA..

Oye, ero tú no desistas, eh?
Queremos ver ese culo de aquí seis meses!!
;)

Un besazo, pedazo deportista!!