martes, 24 de julio de 2007

Decepciones

Te decepcionas cuando alguien no actúa como dice que lo haría, te decepcionas cuando alguien hace algo inesperado -que no está mal pero...- que pensabas que no haría nunca, te decepcionas cuando alguien te falla...

A veces te decepcionas a ti mismo.

Cuesta volver a mirar igual a alguien que te decepciona.

lunes, 16 de julio de 2007

16 de julio

Me siento en el sofá y espero. A mi edad las segundas oportunidades ya no existen; tengo casi 90 años y he agotado todo lo que la vida tenía para mí. Ahora sólo me queda esperar y pedir que no se alargue todo esto.

Siempre he sido un hombre vital, todo energía y con mil planes al mismo tiempo; el que arrastraba a mis amigos a salir, el que ayudaba a mis hijos cuando tenían problemas. El que consolaba a los nietos cuando les regañaban.

Ahora son ellos los que tienen que darme de comer, asearme por las mañanas y dormir conmigo por si acaso pasa algo durante la noche. Nunca pensé que lo diría pero tengo ganas de que todo termine.

Cuando vienen visitas a verme hablan de mí en tercera persona. Estoy ciego, no puedo andar bien desde la última caída y estoy bastante sordo, pero les entiendo. Me dicen que qué suerte tener la cabeza tan bien. Yo sonrío y asiento; es lo que esperan. No creo que quieran oír que preferiría morir, que hubiera sido mejor haberme quedado tonto cuando me golpeé la cabeza. Alguna vez lo digo y veo cómo mis hijos intentan animarme, pero qué dices papá, tú aún vas a darnos mucha guerra.

Eso es lo que doy: guerra. Ellos lo hacen con todo el cariño del mundo pero sé que para mí no hay vuelta atrás. He empezado la última cuenta atrás: la de mi vida.

Es duro verme a mí mismo todo el día sentado en el mismo sofá. Apenas distingo luces y sombras y me canso sólo de pensar que tengo que levantarme. No quiero apenar a mis hijos con estos pensamientos tan negros. Nadie quiere oírlos pero son reales y hay veces que no puedo más.

Cuanto más me atienden peor me siento. No lo hacen como una obligación pero me siento como una carga. Vienen a hablarme, me ayudan, me acompañan a dar el paseo de rigor cada hora para no atrofiarme -¿más?- pero me siento peor.

Tengo suerte; no estoy en un asilo ni mi familia ni los hijos de mis amigos se han olvidado de mí. Porque amigos ya no me quedan. Tengo suerte; he hecho todo lo que he querido. Igual la buena suerte se paga.


¿Éste va a ser el recuerdo que se lleven de mí mis nietos? ¿Mis hijos?

Quiero contarles que no siempre he sido un viejo apático y quejumbroso. Que también he tenido 15, 30, 40 años. Que también he ido al monte y me he ido de guateque. Vivo de mis recuerdos y veo en mi memoria una y otra vez cómo gané el trofeo de la universidad de atletismo. Ya no puedo correr, casi ni andar. Me da pena que mis hijos tengan que verme así.

Nunca pensé que lo diría. Nunca pensé que querría morirme algún día. No tengo miedo.

Ramón de Mielina

martes, 10 de julio de 2007

...

Interesante post:
Recurring Monogamy
O -como dicen algunos-: "Soy un monógamo sucesivo"
Pregunta Rubeo Boy si existe el "Amor verdadero" y habla de cómo están cambiando las cosas, de que ultimamente no dejamos de oir de gente que deja a su pareja a un mes de la boda, un mes depués de ella...
El título del post: "Recurring Monogamy" nos recuerda que todos tenemos algún "monógamo sucesivo" a nuestro alrededor y puede que incluso nosotros mismos lo hayamos sido durante un tiempo.
Es bueno tomarse un tiempo entre una y otra relación aunque a veces no sea fácil y no siempre se sienta imprescindible... pero es bueno.
Hay que aprender a estar a solas con uno mismo.

lunes, 9 de julio de 2007

¿Quién ha dicho que los fines de semana sean para descansar?

Ya ni sé cuántos kilómetros hemos hecho este fin de semana... ¡En realidad, no es cuestión de kilómetros sino de ciudades! 4 ciudades; no está mal. Pero ha merecido la pena. He hecho todo lo que quería hacer y ha estado genial.

Un viernes reposado para coger fuerzas y carrerilla para afrontar dos días que empezaron a las 7 am del sábado, cuando me desperté deprisa y corriendo porque -para variar- me había quedado dormido.

Un sábado movido, de una ciudad a otra pero con tiempo suficiente para piscina, paella impresionante y visitas familiares. El sábado a la noche... ¡¡Sanfermines!! Ya van varios años seguidos los que voy a Pamplona a firmar en la lista de asistentes y este año no iba a ser de otra manera. Con menos ganas que otros años, al final la noche ha sido increible; porque, no sé cómo lo hago (o sí) pero los Sanfermines sólo los vivo de noche... ¡pero vaya noche!

Un domingo tranquilo y durmiendo a pierna suelta hasta las 12 y pico. Comida, café en vena para algunos y vuelta a la capital.

Hoy: vuelta a la realidad.

lunes, 2 de julio de 2007

Desequilibrio

Tambalearse de vez en cuando no es malo, simplemente quiere decir que ya no te sirve el equilibrio que tenías antes y estás buscando uno nuevo.

¿Resultado?

Avanzas.

A veces no es fácil –no me resulta fácil- aceptarlo, pero es cuestión de quitarse la ropa que ya viene pequeña y hacerse con un nuevo jersey y un pantalón que vaya con él.

Parece fácil -y lo veo así- pero hay algo dentro de mí que me dice que lo de antes era mejor. No es verdad porque ya no me sirve y cuando intento volver me siento a disgusto; pero me resisto a olvidar que un día quise ser otro Ramón.

La vida –y no he gastado mucho de mi vida aún- no es como esperamos.