No hay secretos, aquí hasta tus más celosamente guardadas vergüenzas están al descubierto. Yo te lo cuento a ti en confianza, tú se lo cuentas a él -también en confianza-, él se lo cuenta a ellos -en confianza, por supuesto- y, al final, todos saben que tienes una almorrana gigante en el culo. Cualquier otro ejemplo habría servido, pero así se ve más claro. Vamos, que según vas pasando oyes unos "uysss", "agrhhhh" y ves unas caras de pena y de dolor cuando te miran y te preguntas por qué. Angelito... ¡Todos saben que te sientas en un flotador y te mueres del dolor cuando cagas!
Existen varios escalafones; el de los camioneros, el de los artistas, el del staff, el de producción..., y así sucesivamente, hasta llegar al pez gordo que se deja caer de vez en cuando. Me acabo de enterar que hay una libreta que corre en manos de los camioneros (y que van actualizando religiosamente) en la que aparecen todos los puticlubs de todas y cada una de las ciudades. Al lado de cada nombre están los precios, consejos, nombres y demás. El día que caiga en mis manos, lo publico y me hago de oro. Un Lonely Planet de putis... me forraría, si alguien me quita la idea que me dé la mitad. Las estrellas ya están puestas según calidad, servicio, ya sabes, ahí está todo, en la Biblia de los Camioneros.
Pero ahí no queda todo. No tengo constancia de que exista documento por escrito pero sí hay una ficha, que se transmite oralmente, de todos y cada uno de los artistas, staff... el más promiscuo, la más guarra, la más fácil, el rarito, con la que puedes llegar a hablar de algo interesante, el que se ha follado a todas... así no hay quien trabaje... ¡tanta distracción! La razón/excusa: aquí, quien más quien menos está un año de gira.
He decir que me voy integrando, las palabras en inglés no se atascan en mi cabeza como la última vez, llevo ya 5 horas con el mismo chicle en la boca y aún soy capaz de hacer globos y explotarlos ruidosamente... ¡e incluso he comido chili a la americana! Sea lo que sea. También he asistido a la típica barbacoa americana. Es increible, parece que allá donde vayan lleven siempre a cuestas una barbacoa, los pinchos de "
pork & vegetables" listos para asar, las hamburguesas y unos quinientos tipos de salsas. Por supuesto, había una consola, música y varios sombreros de cowboy -he oído varios "yiiiii-ahhhhhh!", además de dos gorras de capitán de barco y tres tremendas cajas con hielo y muchas cervezas. Cualquier lugar y cualquier momento son buenos. Ésta fue debajo de un puente, al lado de una autopista, entre las 10 y media y las 12 de la noche; y no era precisamente una noche calurosa. Eché de menos la gran bandera ondeando sobre nuestras cabezas y un minuto dedicado a ponernos la mano en el pecho y ofrecer nuestra humilde barbacoa al dios Obama, mientras cantábamos el himno americano. Probaré suerte la próxima vez.
Conocí también a un veterano de Vietnam, 25 años sirviendo -orgullosamente- al ejército americano por todo el globo. Era joven cuando le reclutaron y hará unos 5 años que le retiraron, así que no quiso quedarse en su casa de Kansas City -de la que, por cierto, me contó que era ciudad hermana de Sevilla, uno nunca deja de sorprenderse-. Cogió los bártulos y se mudó a Florida; sus hijos ya eran mayores así que "
no tenía hogar"; de su mujer no oí hablar. Se aburrió pronto de Florida, así que decidió que quería conocer mundo y ahí estaba, dando vueltas de Japón a España, pasando por Amsterdam, Polonia... no necesariamente en ese orden. No pregunté cuánta gente había matado, por cortesía y por miedo a molestarle. Uno nunca debería molestar a un veterano de guerra. Por si las moscas. Buen tipo, después de todo, se me hizo simpático el vaquero. Ahora mismo vuela rumbo a Polonia. Espero volver a verle, prometió enseñarme sus fotos de juventud.
Lo de "
me voy integrando" es un decir, porque también asistí a una reunión de "
seguridad" en la que me he sentí más cerca de entrar en Guantánamo que nunca:
España no es un país seguro, aquí no quieren a los americanos, andaros con ojo porque roban, tened cuidado que os pueden querer quitar vuestros pasaportes, no habléis con desconocidos, esperemos que no nos roben en las habitaciones de los hoteles... que os quede claro, España: Tercer Mundo. No tenemos la suerte de ser americanos. Menos mal que quien más quien menos por aquí es ruso como mínimo.
Lo dicho, hay que tener los pies muy en la tierra para no perder el norte. Menos mal que viajo en avión y no con ellos en la caravana. Sigo viendo el norte; por mucho tiempo.
Hasta aquí mi segunda crónica.