lunes, 14 de julio de 2008

Milagros a mí

Tengo las notas en la mano, no son buenas, nunca lo han sido realmente. Sé que tengo que firmarlas y entregarlas. Estamos a lunes y el miércoles tengo que llevarlas al colegio. Dejo pasar los días, no sé qué espero, que mis notas mejores por arte de magia, que mis padres se olviden de que es época de resultados, que alguien me las firme, que no se enteren...

Qué sé yo qué esperaba. Un milagro, desde luego. Y qué terrible la espera. Qué sentido tiene alargar los malos momentos. Es mejor apechugar, aguantar el chaparrón y acabar cuanto antes con la agonía que supone estar día tras días esperando a que llegue el desastre. Cómo no me daba cuenta de que cada día iba agrandando el granito de arena.

Cuando firmaba las notas, la pregunta inevitable: "desde cuándo las tienes". Ya sabían que las tenía desde hacía días y yo que me creía tan listo, como cuando leía comics y los escondía debajo del libro de historia y pensaba que no se daban cuenta.

A lo que voy es que cuando mientes, se nota. Cuando retrasas un momento malo pero inevitable, no vives tranquilo. De nada sirve que la intención con que se retrasa el momento sea buena ni que la mentira sea piadosa. He tardado años en aprender la lección y sé que es mejor así pero a veces cuesta y sigo pensando que alguien, o el milagro esperado, va a evitarme el mal trago. Y nunca pasa.

Al final, si miento, me cazan; si intento retrasar la crisis, llega multiplicada por tres. Debería saberlo ya. Y lo sé, pero, después de todo, mi espítiru de niño sigue ahí. Sigo creyendo en los milagros.

4 comentarios:

Debster dijo...

Que pasa Ramón? Un mal fin de semana?
Muaks!

Anónimo dijo...

Hoy Ramón, el milagro se llama photoshop... te duplica firmas, sellos, certificados... jajajaja...

Ainsss...si el photoshop duplicara dinero...

Fdo: Anonimo

Ramón de Mielina dijo...

Qué dirás, el milagro es RAW... Si todo fuera tan fácil como esto... :-P

Iagui dijo...

RAW RAW RAW...

y si los milagros estuvieran más cerca o más fácil de lo que parece? Y si el milagro fuera tener la sartén por el mango para decidir, no ya no enseñar las notas, sino cambiar de colegio y dejar atrás las huellas de cada suspenso?

O, tal vez, el milagro sea tan fácil como coger un avión, hacer kilómetros... alejarse de las papeletas y dejar que se marchiten.

...o simplemente... dormir más de lo necesario y vaguear en la cama!!!

molan los milagros...