¡Que levante la mano quien no tenga un Tomtom!
De no ser porque la palabra no existe, la pondría en mi lista de palabras... ¡gráfica, muy gráfica! La oi ayer en el bus y me entró la risa...
¡Que levante la mano también quien no haya encendido el Tomtom para ir a la oficina sólo para irse acostumbrando a él! Si a veces hasta nos hace dudar de cómo llegar a casa de nuestros padres y eso que llevamos ya unos cuantos años yendo...
Voy a escribir a la RAE para que incluyan esta palabra en el diccionario, creo que la necesitamos urgentemente.
Sin negar que su uso nos facilita las cosas... ¡¡estamos todos "atontonados"!!
Voto por el mapa de toda la vida, por el callejero y por las rutas imprimidas en internet... Por lo menos así no perderemos la capacidad de ir de un sitio a otro sin seguir "atontonados" una voz que nos dice "gire a la derecha. Después, continúe a la derecha"...
viernes, 30 de noviembre de 2007
miércoles, 28 de noviembre de 2007
lunes, 26 de noviembre de 2007
Que me borren
Me había prometido a mí mismo no volver a leer ningún libro ni ver ninguna película en la que se contara algo de torturas.
Hubo una temporada en la que leí demasiado sobre nazis y judíos, americanos contra el mundo, dictaduras argentinas... y decidí que ya tenía suficiente, que no me hacía falta volver a leer un libro así ni ver ni una película más que no me hiciera reir (ciertamente ya sólo veo películas que me hagan pasar un buen rato). Perdí parte de la fe en el ser humano.
Pero mira tú por donde que el libro que me estoy leyendo me ha cogido desprevenido. Parecía un libro de guerra, eso sí, pero tenía toda la pinta de obviar la parte más desagradable (interrogatorios a prisioneros, etc.). Pues no.
Todos sabemos que el ser humano está lleno de miserias y, quien más quien menos, todos conocemos y hemos leido sobre los genocidios que pesan sobre nuestras espaldas, así como la parte de atrás de las dictaduras. No necesito leer más. Como dirían Hernández y Fernández, yo aún diría más; NO NECESITO LEER MÁS.
Me repugna lo cruel que llega a ser el ser humano y me entra bastante miedo al ver lo que somos capaces de hacer. En guerra y en tiempos de paz.
Hubo una temporada en la que leí demasiado sobre nazis y judíos, americanos contra el mundo, dictaduras argentinas... y decidí que ya tenía suficiente, que no me hacía falta volver a leer un libro así ni ver ni una película más que no me hiciera reir (ciertamente ya sólo veo películas que me hagan pasar un buen rato). Perdí parte de la fe en el ser humano.
Pero mira tú por donde que el libro que me estoy leyendo me ha cogido desprevenido. Parecía un libro de guerra, eso sí, pero tenía toda la pinta de obviar la parte más desagradable (interrogatorios a prisioneros, etc.). Pues no.
Todos sabemos que el ser humano está lleno de miserias y, quien más quien menos, todos conocemos y hemos leido sobre los genocidios que pesan sobre nuestras espaldas, así como la parte de atrás de las dictaduras. No necesito leer más. Como dirían Hernández y Fernández, yo aún diría más; NO NECESITO LEER MÁS.
Me repugna lo cruel que llega a ser el ser humano y me entra bastante miedo al ver lo que somos capaces de hacer. En guerra y en tiempos de paz.
jueves, 22 de noviembre de 2007
¿Tienes ya el juguete de las Navidades?
- De repente caigo en la cuenta... No somos sino una suerte de Sims con mucha independencia... Alguien juega con nosotros; lo mismo nos lleva que nos trae, nos hace nacer y evolucionar hasta que se cansa. Salimos de fiesta, hacemos turismo, luchamos contra tornados y demás catástrofes naturales, nos peleamos, nos reconciliamos, montamos guerras...
- Definitivamente, alguien se lo está pasando muy bien con su nuevo juguete.
lunes, 19 de noviembre de 2007
Todo el mundo quiere a Maia
O eso dicen.
Pero no es cierto.
Unos le tienen envidia.
Otros le odian.
Otros ni le consideran.
Otros le admiran.
Sí... y otros le quieren. Le quieren de verdad.
Maia se queda con ellos.
Porque el resto no le conoce.
Pero no es cierto.
Unos le tienen envidia.
Otros le odian.
Otros ni le consideran.
Otros le admiran.
Sí... y otros le quieren. Le quieren de verdad.
Maia se queda con ellos.
Porque el resto no le conoce.
lunes, 12 de noviembre de 2007
Al lugar donde has sido feliz...
Hace dos fines de semana me visitó un amigo al que hacía tiempo que no veía. La primera novia que le conocí llevaba con él 7 años entre pitos y flautas y fue al de unos meses de conocerle, yo a mi amigo, que la dejó.
Sin duda, fue su primer amor y bien es sabido que el primer amor nunca se olvida. (La verdad que cada vez que le veo tiene novia nueva -y siempre formal- con la que tiene planes de futuro y la seguridad de que todo saldrá bien).
Ahora, casi 4 años después de que lo dejaran, la muchacha sigue enamorada de él, o quizá no esté enamorada pero busca recuperar el paraiso perdido de cuando eran felices los dos. Hace poco le escribió una carta. Varios folios, mucho sentimiento.
Él, sin darme detalles, me contó que ella quería volver a intentarlo, que quería volver con él. Él le quiere; ella le quiere. Por qué no. Pues porque no.
Mi amigo le quiere, de eso no hay duda, y ella también le quiere. Pero no es hoy el mismo día que ayer, ni ellos son las mismas personas. Me dice mi amigo que no podrían empezar de cero, olvidar esos 4 años que han estado separados y no hacer preguntas. Sería difícil que entraran en un bar, se miraran a los ojos y no vieran todo su pasado, lo bueno y lo malo. No es ella la persona que le hizo olvidarse del resto del mundo hace ya muchos años ni él cree ser el tipo que vaya a hacerla feliz.
Estoy con Joaquín Sabina cuando dice: "(...) al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver (...)".
Sin duda, fue su primer amor y bien es sabido que el primer amor nunca se olvida. (La verdad que cada vez que le veo tiene novia nueva -y siempre formal- con la que tiene planes de futuro y la seguridad de que todo saldrá bien).
Ahora, casi 4 años después de que lo dejaran, la muchacha sigue enamorada de él, o quizá no esté enamorada pero busca recuperar el paraiso perdido de cuando eran felices los dos. Hace poco le escribió una carta. Varios folios, mucho sentimiento.
Él, sin darme detalles, me contó que ella quería volver a intentarlo, que quería volver con él. Él le quiere; ella le quiere. Por qué no. Pues porque no.
Mi amigo le quiere, de eso no hay duda, y ella también le quiere. Pero no es hoy el mismo día que ayer, ni ellos son las mismas personas. Me dice mi amigo que no podrían empezar de cero, olvidar esos 4 años que han estado separados y no hacer preguntas. Sería difícil que entraran en un bar, se miraran a los ojos y no vieran todo su pasado, lo bueno y lo malo. No es ella la persona que le hizo olvidarse del resto del mundo hace ya muchos años ni él cree ser el tipo que vaya a hacerla feliz.
Estoy con Joaquín Sabina cuando dice: "(...) al lugar donde has sido feliz, no debieras tratar de volver (...)".
martes, 6 de noviembre de 2007
El Desquite
Con lo relajado que había venido yo de Galicia (por cierto, ¡¡impresionante...!!) ya estoy calentito desde por la mañana y juro que esta semana traía el propósito de ser una rama de bambú (nada me afecta...).
Ahora resulta que algo corre más prisa dependiendo de quién te lo pida y el nombre de esa persona (un pez gordo suele ser) se convierte en arma de chantaje y presión.
A la mala costumbre (demasiado habitual) de pedir las cosas para ayer y de malos modos (dónde quedaron los "por favor", "gracias", "siento presionarte"...), se suma un nuevo elemento: no tienes que darte prisa porque es algo urgente sino porque el tal J. es quien lo está pidiendo.
Igual es urgente de verdad o igual simplemente le ha entrado un capricho, vete a saber. El caso es que cuando alguien me pide algo y lo necesita rápido, intento ayudarle lo antes posible. Incluso aunque me lo pidan con una salida de tono les ayudo porque todos hemos tenido un mal día alguna vez. Pero cuando alguien me pide algo con prisas y la única razón que me da para que me dé prisa es que es para J. entonces me hierve la sangre.
Dime que por favor te eche un cable, que sientes molestarme, que me lo agradeces mucho, que te corre muchísima prisa y no puedes esperar... Adórnalo como quieras pero no me digas que esa es la única razón por la que tengo que dejar de hacer todo lo que estoy haciendo (y que para mí es mucho más urgente y más importante con toda seguridad) es que TU jefe (no el mío) quiere algo.
En fin, hay quien ha perdido la perspectiva.Un jefe no es un superhombre ni un jefazo es dios. Pueden esperar como todo el mundo y, por supuesto, pueden entender -como todos lo hacemos- que si pides algo urgentísimo a alguien a quien ni le va ni le viene, estás pidiendo un favor. Con lo cual, tienes que ser educado, guardar las formas y aceptar si la otra persona está en una reunión o si tiene algo mucho más urgente que hacer y lo tuyo va a tener que esperar.
Seguramente tu jefe va al baño como todos. Piénsalo.
¡Cómo me gustan los desquites! :-)
Ahora resulta que algo corre más prisa dependiendo de quién te lo pida y el nombre de esa persona (un pez gordo suele ser) se convierte en arma de chantaje y presión.
A la mala costumbre (demasiado habitual) de pedir las cosas para ayer y de malos modos (dónde quedaron los "por favor", "gracias", "siento presionarte"...), se suma un nuevo elemento: no tienes que darte prisa porque es algo urgente sino porque el tal J. es quien lo está pidiendo.
Igual es urgente de verdad o igual simplemente le ha entrado un capricho, vete a saber. El caso es que cuando alguien me pide algo y lo necesita rápido, intento ayudarle lo antes posible. Incluso aunque me lo pidan con una salida de tono les ayudo porque todos hemos tenido un mal día alguna vez. Pero cuando alguien me pide algo con prisas y la única razón que me da para que me dé prisa es que es para J. entonces me hierve la sangre.
Dime que por favor te eche un cable, que sientes molestarme, que me lo agradeces mucho, que te corre muchísima prisa y no puedes esperar... Adórnalo como quieras pero no me digas que esa es la única razón por la que tengo que dejar de hacer todo lo que estoy haciendo (y que para mí es mucho más urgente y más importante con toda seguridad) es que TU jefe (no el mío) quiere algo.
En fin, hay quien ha perdido la perspectiva.Un jefe no es un superhombre ni un jefazo es dios. Pueden esperar como todo el mundo y, por supuesto, pueden entender -como todos lo hacemos- que si pides algo urgentísimo a alguien a quien ni le va ni le viene, estás pidiendo un favor. Con lo cual, tienes que ser educado, guardar las formas y aceptar si la otra persona está en una reunión o si tiene algo mucho más urgente que hacer y lo tuyo va a tener que esperar.
Seguramente tu jefe va al baño como todos. Piénsalo.
¡Cómo me gustan los desquites! :-)
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