Aquí un fotógrafo aficionado que defiende la imagen estática frente al excesivo realismo del vídeo.
Cada uno tiene su función, aunque nadie me negará que la fotografía deja un mayor espacio a la imaginación. Nosotros no recordamos los buenos momentos del pasado tal y como fueron, sino que estos se mezclan con lo que sentimos en ese momento y con muchos otros factores que influyen en cómo nos vienen a la cabeza en forma de "flashazos".
El vídeo te muestra cómo fue realmente el momento. Puede decepcionarte o se puede corresponder con lo que esperabas pero lo que ves es lo que pasó. La fotografía, por el contrario, deja abierta todas las posibilidades y mirar viejas imágenes es sinónimo de dar rienda suelta a sentimientos, añoranzas... Es bonito encontrarse fotos que hace tiempo que no mirabas y acordarse de aquel fin de semana en Asturias o de aquel viaje a Praga.
Incluso cuando no tenemos recuerdos y una foto no nos dice nada, resulta divertido imaginar qué pasaba ahí y quiénes eran los protagonistas de la instantánea. El vídeo llenaría rápidamente ese vacío de memoria, sin dar opción a que aparezcan las divagaciones y los supuestos...
Es útil el vídeo y un archivo histórico personal más fiable; siempre es divertido ver cómo éramos de pequeños pero -sin duda- me quedo con mis álbumes, mis cajas, mis negativos... y ahora con mi disco duro.