miércoles, 13 de octubre de 2010
Auriculares para todo
Estoy en esa fiesta viendo cómo tocas la guitarra, tu canción, tus gritos flamencos, las palmas de los demás. Siento el olor de la sangría y el calor de 20 personas en un salón mirándote. Te estoy viendo, casi te toco, casi me tocas. Suena el teléfono, se para la canción, no cojo, cuelgo, vuelve a sonar la canción. Ya no te veo, ya no te siento. Ahora sólo es esa canción que un día tocaste para mí.
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