Éste es el ejemplo de cómo un mal doblaje puede cargarse una película y, si no lo hizo, a punto estuvo. Gran Torino me pareció una buena película que se quedó en la mitad por varias razones. La primera, y la más importante, el pésimo doblaje al castellano (esto me pasa por no haberla visto en versión original, por vago). Ahí se perdieron los múltiples acentos de un barrio multicultural. La segunda razón sería que la relación entre el veterano y "los jamones" vecinos no estaba, en mi opinión, suficientemente desarrollada como para tener una línea lógica: del odio al amor en menos de un segundo. Claro que es lo que tienen las películas; un tiempo limitado. Otra razón es el aire de Al Salir de Clase de los actores jóvenes que rodean a Clint Eastwood, algo que probablemente sea consecuencia del doblaje, así que no resta puntos pero que sí es un comentario al margen. Por último, y algo que me sorprendió, fue ver en el dios de los vaqueros la misma cara durante toda la película. Esa cara que tantos éxitos le dió en su etapa en el lejano Oeste y en tantos otros filmes. Quizá sea su estilo, hacía mucho que no veía una película suya, pero, la verdad, es curioso como no se le mueve ni una ceja o, peor, se le mueve siempre la misma. La cara de soy-un-tipo-duro-pero-leal-hasta-la-muerte no me convenció en este contexto. Lo que me sorprendió es que, después de todo, la película me gustó. Me gustó el argumento, aunque no me convenciera del todo cómo estaba desarrollado. En el fondo, hasta me gustó Eastwood y su cara de mármol; puede que, al fin y al cabo, ahí esté su gracia. Me gustó también que, a pesar de los pesares, sí que transmite. Entonces me queda la duda de si una película es buena por lo que transmite o por cómo está llevaba. Supongo que una mezcla de los dos. Mi nota para Gran Torino es de un 6,5; no sale tan mal parada por el beneficio de la duda que le doy al pensar que en versión original puede llegar a mucho más.
*Lo mejor de la película, la compañía, por cierto.