Hay conversaciones en las que prefiero ni abrir la boca y escuchar atento cuántas frases hechas, expresiones carentes de sentido y argumentos demagogos -o manoseados en exceso- se oyen. En realidad me hace gracia cómo no se pueden dar cuenta de lo ridículo que resulta. Conversaciones del día de la marmota.
Así, el tema más recurrido últimamente es el tema de la crisis. Ni sé cuántas veces he oido decir "la gente no se da cuenta, pero la crisis no es real; tiene una parte tangible porque el paro ha aumentado pero otra parte psicológica, la gente está asustada" o "los bancos y el sector inmobiliario son los mayores culpables de la situación actual" y también "las empresas están aprovechándose de la crisis ficticia para hacer limpia entre sus empleados", "es una crisis que en un primer momento estaba en el nivel financiero y que ahora baja a la calle", "a los que estamos trabajando no nos afecta pero con la que está cayendo mejor estar quietos"... Lo curioso de todo esto es que todos los que las dicen se creen que la idea es suya. Descubriendo América.
Si se habla de costumbres extrañas o de viajar, entonces presencio una pelea para ver quién la tiene más larga. Si él vió cómo en El Cairo una mujer sacaba a pasear una serpiente, el otro cuenta cómo en un pueblo remoto de Filipinas -al que ni los turistas van, por supuesto- los niños dormían cuerpo con cuerpo con los cerdos. Salta un tercero contando su increible experiencia en Perú, pasando ya de anécdotas de animales pero qué más da, a ninguno de ellos le importa tres cojones lo que cuentan los demás. Lo importante es superar las historias. Por supuesto, la mía es la más larga pero no lo digo.
Otro tema que me saca de quicio son las elecciones vascas. Quien más quien menos, sabe cuál será el futuro a ciencia cierta. Las mismas frases del tipo "la sociedad pedía un cambio", frase radiofónica donde las haya pero absurda en una conversación cara a cara, tamborilean mis oidos desde entonces. Y quien dice las elecciones vascas, dice las americanas, el juez Garzón, la corrupción de los políticos y demás calaña.
Pero si hay un tema que me llega al alma, y en el que todo el mundo se reviste de un halo de santidad y sentimentalismo, es cuando se habla de niños enfermos. Qué mono el niño de la silla de ruedas que tiene cara de señor mayor de 70 años, y también aquel de allá que tiene la cara llena de mocos y las manos torcidas... Incluso se acercan, haciendo gala de un esfuerzo infrahumano, y les revuelven el pelo. Maldita la gracia que les hará a los críos que estos samaritanos de mierda les revuelvan el pelo cuando ellos no pueden volver a colocarlo a su gusto. Ahí estaba la comitiva de unas 8 personas creyendo que hacía algo. Me daban ganas de vomitar. Si en vez de en directo, les hubieran visto en un reportaje o en una revista, el comentario habría sido "vaya monstruo, qué lástima". Yo soy de los que no soportan las visitas a hospitales a niños enfermos, ni el falso buenhacer que tienen algunos cuando dedican dos horas cada dos meses a sentirse mejor consigo mismos. También soy de los que no soporta que se pasen dos horas hablando de los niños en cuestión una vez salen del recinto. "Si es que le hacen a uno dar gracias porque los hijos le hayan salido bien", "vaya vida que les espera pobrecitos, menos mal que siempre tienen quien les ayude y venga a echar una mano como nosotros", "se me encoge el corazón al verles", "eran tan monos todos...", etc., etc., etc. Cuando en realidad, tras toda esta falsa comprensión, lo que están pensando es "puffff... de la que me he librado".
Será que últimamente presencio demasiadas conversaciones manidas y absurdas. Y demasiado botarate iluminado con verborrea excesiva.
viernes, 20 de marzo de 2009
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13 comentarios:
Pero los restaurantes y los bares siguen llenos. Pues eso, frases hechas.
es que hacia falta un cambio.
Que temor le tenemos al silencio los seres humanos... nos pasamos el día entero intentando llenar huecos con esa mierda de frases sin sentido...
Hace un día estupendo hoy, eh? :)
Yo hace un tiempo que cuando no quiero escuchar alguna conversación tontuna,fijo la vista en un punto del infinito y hago sudokus ficticios.(Funciona)
"Será que últimamente presencio demasiadas conversaciones manidas y absurdas. Y demasiado botarate iluminado con verborrea excesiva. "
Lo que pasa es que hablar es barato, y muchos no se dan cuenta de los pegos que dicen....
Saludos!
Completamente de acuerdo con Almagriss...
Adoro el silencio, es mi amigo y mi refugio.
Te dejo un beso.
Estupendo post del que queda una conclusión en tres simples palabras: Hay mucho listo, por eso lo mejor es no hacerles caso alguno.
Si, te veo un poco revenido. Pero tienes toda la razon, cada dia hablamos mas, para no decir nada.
muchas veces se habla por no estar callado… debe ser que el silencio no esta bien visto… además hay demasiada gente que cree o creemos saber de todo…
Tengo un lema repipi desde que lo aprendí en el cole a los catorce años: "A palabras emitidas por gargantas inconscientes, trompas de Eustaquio en estado letárgico". Pues no éramos nada entonces las crías, que sabíamos estas cosas y otras peores y más repipis. Entonces sí que se aprendía bien y no como ahora con la eso... Esto último lo digo por apuntarme algún tópico idiota de esos. No se va a ser original siempre.
Es lo que tiene que hablar sea gratis... Habría que pagar un impuesto por cada necedad que salga de nuestras bocas. Seguro que los ricos serían pobres y los pobres estaríamos forrados ;-)
Ya ha llegado la primavera y hace calorcito , pero espera que se esconda el sol ...
Un besote.
Lo que más me gusta a mí de todo eso, son los silencios incómodos. jajajaja
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